Violencia Machista – Entrevistamos al Dr. Fernández Hierro
En lo que va de año, 5 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en Galicia, 42 a nivel nacional.
Uno de los sucesos más recientes en nuestra comunidad es el crimen de Valga, en el que tres mujeres perdieron la vida asesinadas. En este caso, la violencia sobrepasó el ámbito de la relación afectiva, ya que afectó al círculo que va más allá de la víctima, su madre y su hermana, destrozando una familia entera.
Hoy queremos plantear al Dr. Fernández Hierro algunas cuestiones que nos surgen.
Doctor ¿Cómo es un maltratador? ¿Se puede hablar de un perfil psicológico?
En sentido estricto no podemos hablar de un perfil psicológico que caracterice a los maltratadores. Sí podemos decir que suele tratarse de personas rígidas e intolerantes, autoritarias, con dificultades de comunicación, poco empáticas y muestran lo que llamamos “pensamiento dicotómico”: para ellos todo está bien o está mal, sólo hay una manera de hacer bien las cosas… y es la suya. Además, suelen tener escasas habilidades de comunicación y son muy frecuentes determinados sesgos cognitivos (pensamientos distorsionados, por ejemplo, acerca de los roles sexuales y de la inferioridad de la mujer).
Pero más que detectar un perfil psicológico o determinados rasgos lo que nos debe alertar son sus conductas. Suelen mostrarse extremadamente celosos y controladores: Controlan a sus parejas que se ven obligadas a dar explicaciones de todo lo que hacen, de sus horarios, de sus gastos, deben mostrar sus llamadas de teléfono, conversaciones de whatsapp, redes sociales, correo electrónico… Los maltratadores suelen mostrarse despectivos con sus parejas, son frecuentes las faltas de respeto y humillaciones incluso ante otras personas. Para evitar que estas escenas se repitan a menudo en público y para evitar que la mujer maltratada acabe por solicitar ayuda buscan su aislamiento: Le impiden actividades lúdicas, los contactos sociales, las aíslan de sus amistades aduciendo que “no le gustan” o son una mala influencia para ella… Del control y el aislamiento se llega a pasar a la vigilancia y hasta al acoso.
Como sociedad nos cuesta aceptar que una persona pueda concentrar tanta maldad como para realizar un acto tan abominable como el de Valga, tendemos a pensar que el agresor no estaba “en sus cabales” ¿Cuál es el origen de un acto de este tipo, la maldad o la enfermedad mental?
Desde una perspectiva ingenua las personas “buenas” tienden a pensar que “hay que estar loco” para cometer un crimen. No nos cabe en la cabeza que una persona “normal” realice actos criminales como los mencionados. Sin embargo, una vez más debemos advertir que las personas con enfermedades mentales muy rara vez cometen crímenes… las prisiones están llenas de personas que han cometido “maldades”, pero no “locuras”.
Crímenes como el de Valga sugieren que el agresor había acumulado un gran resentimiento hacia su mujer y la familia de esta. Resulta difícil saber si el odio que reflejan sus conductas y comentarios puede estar basado en los celos o en algún otro rasgo de personalidad (impulsividad, baja tolerancia a la frustración…). Son rasgos que llamamos “desadaptativos”, es decir, que no favorecen en absoluto la integración de la persona en la sociedad. Pero no por ello podemos hablar de enfermedad. La mayor parte de estas personas no llegarán a pisar una consulta de salud mental ni son tomadas por su entorno como enfermas, ni mucho menos como “locas”. Pero si sus parejas no responden a sus exigencias, por su intransigencia y por su baja tolerancia a la frustración, pueden ir acumulando rabia y perder fácilmente el control reaccionando de forma violenta.
Las personas con enfermedades mentales muy rara vez cometen crímenes… las prisiones están llenas de personas que han cometido “maldades”, pero no “locuras”.
¿Cuál es el mecanismo/proceso por el que una persona agresiva con su pareja llega a planificar un crimen y realizarlo?
Es habitual que las estrategias de control y aislamiento antes señaladas sean planificadas. Sin embargo, no creo que sean muy frecuentes los crímenes planificados en este campo. Son mucho más probables los crímenes “pasionales”, cuando las estrategias de control del maltratador fallan y se ve frustrado llega a reaccionar con una ira excepcional que le puede llevar al homicidio. Por eso no es raro que tras matar a su mujer y comprobar que la situación se le ha ido completamente de las manos se suicide. Por otro lado, en el caso de Valga da la impresión de que no se trató de una “reacción en cortocircuito” sino efectivamente, de unos deseos de venganza que fueron creciendo en el homicida. Llegado un punto su ira adquirió tal intensidad que quizás planificó su conducta para extender el daño que hacía y su venganza a tantas personas como le fue posible.
En muchos asesinatos, el entorno de la víctima no sabía que se estaban produciendo abusos, algo que incrementa su dolor ¿cómo podemos detectar a un maltratador?
Es probable que el maltratador no haya mostrado en público una conducta abiertamente violenta y ésta se manifieste sólo en la privacidad del domicilio familiar. Sin embargo, hay una serie de actitudes que no deben pasar inadvertidas. Suele tratarse de personas que no permiten que su pareja exprese libremente sus opiniones y menos aquellas opiniones contrarias a las suyas. Si éstas aparecen reaccionan con ira, les conminan a callarse o descalifican y ridiculizan sus opiniones.
¿La conducta violenta es algo que pueda revertirse, es decir, un maltratador podría convertirse en una persona capaz de mantener relaciones sanas?
Hay estudios de programas de tratamiento con maltratadores que informan de buenos resultados. No los conozco a fondo ni tengo experiencia en ellos. Pero, es evidente, para que una terapia de este tipo pueda tener resultados, el maltratador debe ser consciente de que lo es y estar muy motivado para el cambio. Estos programas serán de dudosa utilidad si el maltratador llega al tratamiento con el único objetivo de evitar o reducir una pena.
¿Cómo se puede abordar la violencia machista desde el punto de vista de la salud mental?
Soy bastante pesimista en este aspecto. Como he dicho hay experiencias de tratamiento con maltratadores pero no creo que se puedan generalizar a todos ellos. El maltrato tiene su raíz en patrones de conducta machistas y violentos que a su vez derivan de los sesgos cognitivos antes mencionados. Demasiadas de estas personas muestran estos sesgos y conductas sin la menor conciencia de tener un grave problema que deben resolver.
De los 42 asesinatos que se han producido en este año, solo 9 en nuevo se habían interpuesto denuncias previas ¿Cómo se podría explicar esto?
Hay varios factores que influyen en este dato. El primero y más grave de ellos es, por supuesto, el miedo: Incluso en mujeres que ya han tomado conciencia de ser víctimas de un maltratador y cuando ya han perdido las expectativas de que el agresor abandone completamente estas conductas el temor a una agresión aún más grave las atenaza e impide la denuncia.
Un segundo factor es que, por increíble que parezca, muchas mujeres maltratadas no son conscientes de ser víctimas de malos tratos, por eso no denuncian.
Debemos concienciar, no solo a las víctimas sino a toda la sociedad, que no sólo las agresiones físicas graves y/o repetidas son maltrato.
Un tercer factor lo constituyen las esperanzas de la víctima de que su pareja va a cambiar.
A muchos ciudadanos les sorprende que las víctimas de malos tratos lo sean de forma repetida, sin que se alejen de su agresor y sin que lleguen a interponer denuncias. Esto tiene una explicación que se comprende bien a través de lo que la una gran experta en el tema (Leonor Walker) denominaba “ciclo de la violencia”:
Se produce una fase de escalada de tensión y conductas de violencia creciente por parte del maltratador, hasta que éste sufre una pérdida de control y realiza una agresión grave (explosión de violencia). Tras esta última a menudo sigue una fase en la que el maltratador muestra arrepentimiento, amabilidad y comportamiento cariñoso (fase de reconciliación o “luna de miel” ). Esto hace que la víctima albergue esperanzas de que él “va a cambiar”, “en el fondo es bueno”… Estas expectativas de cambio le frenan de dar el paso de alejarse (al fin y al cabo, “ponerse a salvo”) y denunciar. Al contrario, tienden a justificar la violencia sufrida, a disculpar al agresor (incluso muchas mujeres maltratadas aceptan que son ellas las que tienen la culpa!!) y se produce la negación del maltrato ocurrido (Curiosamente tanto por el maltratador y por la víctima, no sólo por el primero).
Cada vez que se repite este ciclo, la mujer es más dependiente de su pareja y cuenta con menos recursos psicológicos para salir de la situación de violencia, convirtiéndose en un auténtico rehén. Cuanto más tiempo permanezca la mujer en la relación abusiva hay mayor probabilidad de que los efectos psicológicos se cronifiquen.
En el caso de Valga los hijos del matrimonio presenciaron el crimen ¿cómo puede afectar este hecho a su vida? ¿Podrán superarlo algún día?
A menudo los maltratadores justifican las agresiones por la “mala conducta” de sus parejas (“Te dije que no hicieras eso”, “Si me hicieras caso…”). Que los hijos sean testigos y hasta sean utilizados como arma arrojadiza en estos conflictos es desgraciadamente muy común y lógicamente puede causar un daño psicológico irreparable en los menores. En algún caso los niños no son solo un arma arrojadiza sino que llegan a ser ellos mismos las víctimas con las que el maltratador hace sufrir aún más a su mujer (Por ej. caso José Bretón).
Pero que los menores lleguen a ser testigos del asesinato de su madre y/o de otros familiares no deja de ser excepcional. Obviamente esto es terrible para los niños (4 y 7 años en los crímenes de Valga). De repente esos niños se han quedado sin madre, sin tía, sin abuela (todas ellas asesinadas)… y sin padre (en prisión).
La evolución de los niños en estos casos es muy variable. Es verdad que encontramos el caso de niños con una gran resiliencia, que “sobreviven” con entereza ante sucesos de este tipo. Pero no es menos cierto que en muchos de ellos un drama de estas características puede producir una gran variedad de síntomas, desde trastornos de conducta, una grave inestabilidad emocional, depresión, trastorno de estrés postraumático, etc. Todo ello sin olvidar que los niños que han vivido en entornos violentos en un futuro desarrollarán con más facilidad conductas violentas. El apoyo emocional que pueda darles el entorno en estos momentos resulta crucial para minimizar los daños psíquicos.
¿Por qué no se consigue reducir el número de muertes por violencia de género?
A pesar de que la Ley contra la violencia de género se promulgó ya en el año 2004 el número de muertes por esta causa no se reduce. En los últimos diez años se han producido entre 53 y 68 muertes por violencia de género al año. Se pone mucho énfasis en el número de muertes, pero esto es sólo la punta del iceberg. Los malos tratos, la violencia contra la mujer es algo desgraciadamente cotidiano y que va mucho más allá de los casos más dramáticos que terminan en homicidio.
Nuestra sociedad tolera y justifica demasiados comportamientos violentos en muchos contextos (deporte, política, conflictos laborales…). Y por otra parte seguimos observando infinidad de comportamientos machistas y sexistas. Lejos de corregirlos observamos como nuestros adolescentes establecen a menudo relaciones de pareja que siguen esos patrones machistas. Interiorizan mitos sobre el amor, como considerar los celos una prueba de ese amor o creer en la existencia de una única “media naranja”, lo que les lleva a no aceptar de ningún modo un abandono. Es necesario un intenso trabajo para sensibilizar a los más jóvenes sobre la violencia y sus consecuencias, y formarlos en igualdad de género. Pero ni siquiera las generaciones que deberíamos formarlos parecemos haber interiorizado esos conceptos…